“Máximo, te aclaman a ti. El General que se convirtió en esclavo, el esclavo que pasó a ser gladiador, el gladiador que desafió a un Imperio…”
¿Quién conoce a alguien más honorable que Russell Crowe en Gladiator?
La distinción entre honor y honra como muchas cuestiones depende de la perspectiva. Mientras que honor refleja dicha cualidad de uno mismo, honra detalla la impresión y reputación que despertamos en los demás en relación a nuestra honorabilidad.
Dichos términos no pertenecen necesariamente a un pasado lejano y no recurrente sino que ahora más que nunca, en un entorno rodeado por la falta de descrédito de muchas acciones de quienes tienen ese deber de mostrar justo lo contrario, resurgen con fuerza para establecerse como aliados de personas, de profesionales, en entornos laborales.
Todos conocemos a alguien cercano con quien hemos tenido alguna coincidencia profesional, de quien es conocido su valor, por la confianza y los principios que desprende. En definitiva por la honra que genera en los demás. En un mundo laboral que apunta maneras cada vez más claras hacia las personas que aportan y desprenden valor por sí mismas, nuestra honra puede proporcionarnos un añadido a la hora de definirnos, crear nuestra propia marca y ayudarnos a mantenerla dentro de nuestra profesión o sector:
Incide en la reputación de nuestros actos en entornos laborales. Nada mejor que las actuaciones que hayamos realizado dejen huella y hablen por sí mismas.
Afianza la confianza a la hora de establecer relaciones profesionales exitosas.
Cuida nuestra imagen profesional. Nos ayuda a resaltar, a ir más allá, a afianzar esos años de experiencia y reputados resultados conseguidos en el tiempo.
Contribuye indirectamente a los resultados de nuestro negocio o profesión. Colabora a promover nuestra excelencia en el “cómo se hacen” las cosas.
Nos distingue, nos hace auténticos y relevantes frente al resto.
La honorabilidad perdura en el tiempo.Los valores que colorean nuestras acciones buscan su hueco inexorable en nuestras relaciones sociales y profesionales para ser recordados.
Bien es cierto, que la honorabilidad se va fraguando, se va gestando como el buen vino. Un acto aislado aparentemente puede ser el inicio de una trayectoria reputada y admirada por nuestro entorno. Entrenarnos para conseguirlo dentro de la esfera empresarial puede ser más fácil de lo que nos pensamos:
Contribuyendo, desde las posibilidades que ofrezca nuestra posición dentro de la empresa, al fomento del buen clima laboral.
Entendiendo el trabajo en equipo como sinergias colaborativas en aras de un fin común.
Planteando estrategias “Win to Win” con colaboradores, clientes y demás agentes con los que nos relacionamos en nuestra zona de influencia.
El valor de la honra en entornos profesionales:
• Considerando la organización a la que se pertenece no como algo aislado sino como parte de un sector, de un entorno profesional determinado con ideas y principios, integrado a su vez dentro de una sociedad y un mundo globalizado.
• Asumiendo, con la consideración que merece, las responsabilidades del propio puesto y el alcance de nuestras acciones.
• Elevando como estratégicas y cuidando las relaciones personales.
• La importancia de la honorabilidad como atributo de un líder de un tiempo a esta parte ha adquirido mayor notoriedad. Poco a poco nos vamos alejando de valorar sólo esas competencias profesionales que ensalzan como expertos a los líderes empresariales, dentro de su profesión o sector de actividad, para dejar paso a la consideración como imprescindibles, junto a esas otras, de competencias relacionadas con el poder moral dentro de las empresas. Ahí encontramos los valores fundamentales como la integridad , la generación de confianza y compromiso y la orientación clara al servicio con responsabilidad y calidad. O dicho de otro modo cualidades de un buen líder que sustentan su honorabilidad.
¿Y Gladiator?. ¿Nuestro General Máximo se imaginaría que su honorabilidad y liderazgo podría traspasar fronteras con su mero ejemplo?. Repasemos al personaje:
• Genera admiración con sus actos en las personas de su entorno, incluso en aquellas menos afines o incluso contrarias. No olvidemos la envidia del malvado Cómodo hacia el General Hispano.
•Toma de decisiones juiciosas, acordes con sus principios. Se resiste a la propuesta de poder planteada por el emperador al inicio para gobernar Roma simplemente porque prefiere seguir su camino.
• Cumplimiento de sus funciones con rigor y eficiencia, vinculados a la moralidad de sus acciones. Destacando de este modo y ganándose la confianza del emperador Marco Aurelio.
• Responsable de sus actos y opiniones . Quién no recuerda la famosa escena maniatado frente a Cómodo preguntándole " ¿quién eres? ". Responde sin prejuicios. No huye.
• Consideración de la dimensión humana. Por ejemplo, respetando la vida del gladiador abatido aún en contra de la decisión del emperador Cómodo. Un paso más para ganarse al pueblo.
• Defensa de ideales sobre todo en la resistencia frente a las adversidades. Lucha hasta el final por restablecer sus creencias en lo relativo a mantener la grandeza de Roma.
• Acabemos nuestra frase del comienzo:
“…Una historia asombrosa. Ahora el pueblo quiere saber cómo acaba la historia…”.
¿Por qué no?. Saquemos también el Gladiator que llevamos dentro.
Un magnífico artículo de
Elena Navas.
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